lunes, 15 de febrero de 2010

El Frio de las personas.

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Hay un frio intenso que recorre nuestras calles y que no deja de caer en nuestros tejados. Es el frio de las personas. Esta modalidad de invierno no se va cuando llega el verano, esta siempre latente en los corazones de la humanidad. A veces cuando la tragedia sacude alguna  parte del globo se nos enciende una chispa que atemoriza a este frio y lo hace retroceder. Haití ha conseguido que parte de su dolor nos golpe, gracias a los medios de comunicación, y que esa horrible impasibilidad se convierta en comprensión y en ayuda hacia el prójimo. Pero no tenemos que irnos tan lejos, a solo unos metros las personas han dejado de abrazarse, han dejado de preguntarse por el estado los unos de los otros, hemos dejado de mirarnos a los ojos. Nadie puede decir que es buena persona si vive en algún país del primer mundo; hace unos días un amigo abogado me decía que la primera ley de la abogacía es “El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento” , yo la aplicaría como “el desconocimiento de saber que se siente al pasar necesidades, no exime e ayudar al que las siente aunque sea con un granito de arroz”, también hay una ley que dice algo sobre el deber de socorro ante un herido o un necesitado de auxilio ¿no hay leyes para ayudar a los países del tercer mundo? ¿Y si destinásemos parte del dinero de la Iglesia a estos países? En el 2009 España destinó 156 millones de euros a esta asociación religiosa, si este dinero hubiera estado en manos de personas que se dedican a ayudar a los necesitados, el hambre en muchas tierras hubiera sido menguado y se hubiera podido empezar a repartir la mayor riqueza de los seres humanos que es la educación. Nuestros dirigentes son el máximo exponente de nuestros pensamientos, viven impasibles y sumidos en desanudar una crisis eurista que nadie acaba de entender y que está causada por ellos mismos. También ellos miran a otro lado y destinan algo de la riqueza para limpiar conciencias y porque, simplemente, es lo correcto.

Este invierno helado está haciendo que dejemos de ser humanos. Quizá esta crisis nos sirva para acercarnos más los unos a los otros, para tratar de entender y comprender, para tratar de mover el culo por “el de al lado” aunque nuestras necesidades ya estén cubiertas. Actuemos como animales y hagámonos cargo de esta gran manada, todas las crisis se producen por un cambio… a ver si este cambio remueve conciencias y empezamos a calentar el frio de las personas.   

abrazo