La amistad es algo que nos llega. La frase “los amigos son la familia que nosotros elegimos” no es del todo cierta, me explico: La amistad te toca, es una forma de enamorarse poco a poco de otra persona, otra forma de amor. El amigo te quiere tal como eres, no te cambiaría. Obviamente no existe el embelesamiento de la persona que cree tener ante si a su media naranja pero el sentimiento del amigo es un sentimiento igual de puro.
¿Cuantas veces nos olvidamos de nuestros “familiares escogidos” porque creemos estar ocupadísimos en asuntos de nuestra vida cotidiana? ¿Cuantas veces se nos olvidan los cumpleaños, las fechas importantes.. y nuestro amigo solo se limita a encogerse de hombros?
No se vosotros pero prefiero a mis amigos antes que a los rollos, los ligues, la pareja y hasta a algunos familiares. La pareja va y viene; es como el dinero que nos quema en las manos hasta que simplemente se esfuma de tanto usarlo. He jurado amor eterno un par de veces a lo largo de mi vida. ¿Quien sabe que clase de juramentos saldrán de mi boca en lo que me resta? Para que el amor que siento por los que considero familiares no sanguíneos se extinga, tienen que arrancarme las tripas o los huevos que también me cabrearía lo mío.
Esta noche he sentido algo en el pecho hacia una de mis amigas del alma que me ha encantado. Confianza. La absoluta realidad de la vida explicada de manera íntima que el otro comprende con solo cruzar la mirada de uno. Cuando la amistad y la confianza se unen salen los compadres (jaj) como dirían en Sevilla y cuando tienes un compadre o comadre en tu vida, tienes un hermano que nosotros no elegimos.
Son las 3:59 de la mañana y sigo en mi Madrid. Voy a tomarme un copazo, ponerme a mi recién redescubierta Nacha Guevara, a quitarme las zapatillas y relajarme hasta que el sueño entre por donde quiera.